La construcción de la iglesia y Convento del Carmen se inició en 1685, y es un buen ejemplo del estilo barroco. El convento estuvo dedicado a Santa Teresa, aunque se desconoce su fundador.
A principios de 1700, una bula papal autorizó a las reunidas en Santa Teresa a tomar el velo de monjas carmelitas descalzas, ya bajo la advocación de San José. Sin embargo, el altar mayor estaba ocupado por la imagen de Nuestra Señora del Carmen, una invocación más común y conocida.
El cuerpo de la iglesia está dividido de la capilla mayor por un arco de piedra, y se enriquece con dos altares laterales: el del Evangelio, dedicado a Santa Ana; el de la Epístola, Nuestra Señora del Monte Carmelo. En el antiguo coro hay otro altar, dedicado al Señor Muerto, erigido de forma moderna debido a especial iniciativa y devoción.
Con la extinción oficial de las órdenes religiosas, la Iglesia y el Convento pasaron a posesión del Estado, con uso para fines militares. A partir de 1862, el edificio pasó a ser el actual Lar de Santa Estefânia.