La calle de Santa María tiene algunos edificios notables, como el antiguo Convento de Santa Clara, uno de los más ricos de Guimarães. Fundada en el siglo XVI por el Canónigo Maestro de la Colegiata de Nossa Senhora da Oliveira, Baltasar de Andrade, y que hoy alberga el Ayuntamiento.
En su interior hay preciosos claustros y jardines, pero es en la fachada de estilo barroco donde nos perdemos, en los soberbios detalles, trabajados en granito y que nos conducen a la imagen central, la escultura de Santa Clara.
Coronándolo, dos serafines sostienen una cartela con la inscripción del año en que se construyó la actual fachada del edificio, 1741.
Fue en este convento donde las hábiles monjas Clarisas se dedicaron a elaborar los dulces conventuales de Guimarães: Toucinho do Céu y Tortas de Guimarães, al mismo tiempo que juraron alejarse de las tentaciones terrenales para servir mejor a Dios.
El secreto de estas recetas pasó de generación en generación a un par de familias de Guimarães, que aún hoy las elaboran y hacen las delicias de los amantes de los dulces conventuales artesanales.
El convento fue abandonado en 1834, año en el que se abolieron las órdenes religiosas. En 1891 se instaló allí el seminario Nossa Senhora da Oliveira. Desde 1975, el edificio alberga los servicios del Ayuntamiento de Guimarães.