De la tierra se extrae el maíz y el centeno, que los molinos transforman en harina y se utilizan para elaborar el pan de Avintes. De forma ovalada, espolvoreado con harina por las ágiles manos de los panaderos, el pan de maíz de Avintes ha adquirido una extraordinaria importancia en la gastronomía gaiense.
“Concebido en una mezcla bien medida de harina de maíz y centeno, que se sigue moliendo hidráulicamente para no perder sus cualidades naturales, con un pequeño toque de levadura y un secreto guardado bajo llave de generación en generación, se sumerge en un sueño profundo bajo un paño blanco. Posteriormente, su cuerpo marrón se coloca encima de una hoja de col fresca, que recuerda la suavidad de una sábana de lino durante una noche de verano. Luego se sumerge en la oscuridad del horno previamente calentado con leña y permanece allí durante un largo período de casi cinco horas, indiferente al calor que endurece su cuerpo y purifica su paladar. Finalmente, regresa al aire libre, exhalando un olor tan rico y tan penetrante que te hace la boca agua. Recogido por manos femeninas que, como las madres, lo hacen con cariño como si fuera un niño, se coloca en las típicas cestas para iniciar su recorrido de comercialización”.
Texto: Sr. Costa Gomes – Canciller de la Hermandad de Broa de Avintes