El Pazo de la familia Oca-Valladares es uno de los pazos (palacios) gótico-renacentistas más importantes de Galicia. Álvarez de Oca e Deza ordenó su construcción en 1552, que remataría en el año 1583 con la fachada. Se trata de un edificio de dos plantas con una austera fachada en cuyo balcón lucen cinco escudos de armas de diferentes linajes de Galicia, que luego se repetirán en su interior. Desde el siglo XIX, el pazo es la sede de una de las sociedades culturales más antigua de la ciudad, el Liceo de Ourense.
La piedra y los canteros que la trabajaron, tanto en la construcción de este pazo como en tantos otros monumentos y edificios ourensanos, procedía de las proximidades, en concreto del lugar de Reza, muy cerca de las actuales zonas termales junto al río Miño.
Joya de la arquitectura civil renacentista, fue declarado Bien de Interés Cultural en el año 2002.
El edificio ocupa el número 5 de la calle de Lamas Carvajal (antigua Rúa Nova), que fue alcaná y barrio judío tras su forzada conversión (hasta entonces estaban dispersos por la zona antigua, en buena relación con los cristianos). De hecho, se ha especulado sobre la Iglesia de Santa Eufemia como posible ubicación de la antigua sinagoga.
El pazo fue abandonado en el siglo XIX y llegó a ser mesón de arriería, es decir, lugar de encuentros de arrieros, donde se hospedaban y cuidaban sus mulas y mercancías. La ciudad lo recupera cuando en 1870 se traslada aquí el Liceo Recreo de Artesanos de Ourense, un colectivo cultural que existía desde 1850 y que hasta entonces tenía su sede en la Rúa da Obra (actual calle Lepanto). Con el traslado la sociedad alcanza su mayor esplendor, siendo lugar de encuentro de intelectuales e ilustrados de la época: entre sus socios cabe mencionar al periodista y poeta Lamas Carvajal o al también poeta Curros Enríquez, y entre sus visitantes a personalidades como Isaac Albéniz, que tocó en su salón de fiestas.
Frente a su austero exterior, con una portada de dos plantas con balcón enmarcado en columnillas y dintel moldurado, los interiores destacan por su elegancia. Se articulan alrededor de un patio cuadrangular lleno de elementos que nos trasladan a las tertulias de otra época, empezando por su fuente central, construida en mármol de Carrara por el escultor Piñeiro. Ocho fustes octogonales sostienen la galería abierta a la que se asciende por una espaciosa escalinata situada a mano izquierda. Desde el piso superior, entre sus columnas toscanas, se observa el patio en su totalidad, al tiempo que se puede disfrutar de su colección de arte, con frescos con escenas costumbristas gallegas obra del pintor Ramón Buch Buet.