De raza serrana y sacrificados hasta los tres meses, los cabritos de la región de Trás-os-Montes nos dan una carne tierna y suculenta, difícil de igualar. Como dice el refrán, en Trás-os-Montes la “buena mesa solo recibe cabrito alimentado únicamente con leche materna”. Y, para deleitarlo, la mejor forma de consumirlo será a la parrilla con grelos o judías verdes.

También queda delicioso en las mesas de Semana Santa, asado al horno, que es otra forma tradicional. Ha pasado el tiempo de hacer el cabrito al estilo de Montesinho, una forma primitiva de asar en un hoyo cubierto de brasas. Si es cabrito, todas las recetas son buenas.