La ciudad vivió una transformación radical con la reforma urbana iniciada en 1999 con la peatonalización del Centro Histórico. Desde entonces se ha extendido a toda la capital para mejorar la calidad urbana.
El cambio se viene produciendo según un modelo que quita espacio a los coches para ganar espacio público para dedicarlo a otras actividades relacionadas con la convivencia y la sociabilidad. Así, se promueve la movilidad natural (especialmente peatonal) en detrimento de la movilidad motorizada.
De esta manera, se recuperan las calles y plazas como lugares de encuentro entre ciudadanos sobre la base del derecho fundamental al espacio público, se reduce la emisión de gases de efecto invernadero, se frena la violencia vial, se generaliza la accesibilidad universal, se integran las bicicletas sin espacios segregados , se promueve el consumo local y la economía circular, todo ello con una enorme participación social.
Gracias al nuevo modelo, la ciudad comienza a ser conocida en el mundo como un referente de calidad urbana avalada por numerosos premios internacionales recibidos en Bruselas, Dubai, Nueva York, Hong Kong, entre otros. La apuesta por la ciudad como espacio de calidad es el principal referente de la capital en este momento.