Los días 7 y 8 de septiembre, lo sagrado y lo profano se unen en la parroquia de Santa María de Castelo. Entre los actos más singulares de este encuentro tiene lugar por la noche la quema de una treintena de fachas de pino y ramas secas de gamón en un castro de la localidad, una tradición que pierde sus orígenes y su significado en el tiempo. La fiesta culmina al ritmo de la música de una concurrida verbena.