La catedral de Lugo invita a viajar por la historia, reflejada en sus muros como un gran libro abierto. Historia que se inicia en época tardorromana, tras la fundación de la ciudad por los romanos. Con la posterior evangelización, se construyó un templo en este mismo lugar, en torno al siglo I. No hay noticias de lo que pudo haber sido aquella primera iglesia de Lugo, pero si se conoce que a mediados del siglo VIII el obispo Odoario la restauró.

En el XII destacará la figura de Raimundo de Monforte como maestro de obras. Más tarde, en el siglo XIV, tendrá lugar la mayor de las transformaciones de la catedral; seguida siglos después de otra remodelación ya en el XVIII, ocasionada en gran parte por los terribles terremotos acontecidos en Portugal.

Internamente el templo presenta la planta más alargada y estrecha de los templos catedralicios hispanos. A pesar de la pluralidad de épocas, sus rasgos responden mayoritariamente a un estilo románico tardío. En su exterior destaca la portada románica de la Puerta Norte. La figura de Cristo en Majestad apoyado sobre un hermoso capitel en el que se representa la Última Cena, es uno de los símbolos de esta catedral.

El templo, resumen y mezcolanza de todas las épocas arquitectónicas, permite un inigualable recorrido por la historia y el arte a través de la piedra.