Citânia de Briteiros es uno de los asentamientos protohistóricos más expresivos de la Península Ibérica, tanto por su tamaño como por la monumentalidad de sus murallas, su urbanismo y su arquitectura. Su estudio se inició en 1874, cuando Francisco Martins Sarmento (1833-1899) encabezó la primera campaña de trabajos arqueológicos. En los años siguientes siguió descubriendo ruinas y decidió comprar el terreno donde se ubica el castro, en un gesto sin precedentes en Portugal.

En el siglo XX, varios arqueólogos, entre ellos Mário Cardozo, retomaron las campañas de excavación o restauración. Como resultado de sucesivas obras, ahora es visible una extensa zona de ruinas, tanto en la plataforma superior (acrópolis) como en la vertiente oriental. Sin embargo, a pesar de las campañas de estudio ya realizadas, el subsuelo del pueblo aún esconde muchos secretos y valiosa información científica.

Protegida por cuatro líneas diferentes de murallas e integrando varios barrios de viviendas, áreas de uso público, áreas para alojamiento de ganado, calles pavimentadas y dos estructuras de baño, Citânia de Briteiros es una de las primeras citanias conocidas en el Noroeste de la Península Ibérica. El sitio arqueológico tiene una superficie total de 24 hectáreas, siendo la superficie visitable, correspondiente al área excavada, una superficie de 7 hectáreas de ruinas descubiertas.