Este edificio neoclásico de enormes columnas fue levantado con planos de Melchor de Prado entre 1769 y 1805, en el solar que había ocupado el colegio de la Compañía de Jesús. El último piso se añadió a finales del s. XIX. El frontis que representaba a Minerva fue sustituido entonces por las estatuas gigantes de los benefactores de la Universidad: Lope Gómez de Marzoa, Juan de Ulloa, Álvaro de Cadaval y el conde de Monterrey.
En su interior destacan el claustro ajardinado con fuente, el paraninfo con frescos de Fenolera y González, y la sala de lectura, así como las terrazas con vistas a toda la ciudad.