La desembocadura del Cávado, el encuentro del río con el mar, es un espectáculo que merece un tiempo de observación y asombro. El río se extiende hacia el estuario, en una lenta curva hacia el Atlántico. Está protegida al oeste por el arenal de Ofir y al este por la ciudad de Esposende. Ese plano de agua se dirige ininterrumpidamente hacia su final, sumergiéndose en las aguas del Atlántico.