El simbolismo de la Iglesia de São Miguel está ligado a la fundación de la nación y a la tradición que dice que allí fue bautizado el rey D. Afonso Henriques. En el interior, junto a la pila bautismal, hay una inscripción que pretende confirmar este hecho.

El pavimento interior está ocupado con tumbas de nobles guerreros, todos ellos vinculados a la fundación de la nación. Con el paso del tiempo, la parte alta del pueblo –donde se ubica la iglesia– fue progresivamente abandonada y con ella también la antigua iglesia de São Miguel.

En el siglo XIX, Francisco Martins Sarmento, ilustre de Guimarães, dirige la restauración de la iglesia, buscando respetar el diseño original.

La última intervención que sufrió se remonta al siglo XX. La Iglesia de São Miguel está clasificada como Monumento Nacional.