Lo más atractivo del edificio, además de su enorme valor histórico y artístico, es el entorno natural en el que se ubica en la zona montañosa antesala de las sierras ourensanas del Faro. En sus orígenes el lugar fue habitado por cuatro monjes. En el SXII, el rey Alfonso VI comienza a hacer donaciones y a partir de este momento el edificio alcanza una gran riqueza llegando sus posesiones hasta el Coto de Marín (Pontevedra) y a Zamora. Enclavado en un valle profundo, es un conjunto monacal formado por varios volúmenes adosados y de gran monumentalidad. Su origen es medieval y sufrió diversas restauraciones y modificaciones a lo largo del Renacimiento y Barroco. La iglesia, de época medieval se yuxtapone en ángulo recto con las otras edificaciones. En el S. XVII se le adosó una fachada barroca. Ésta tiene forma rectangular, está almohadillada, se organiza en tres calles. La central remata en peineta y las laterales en torres.