El visitante puede disfrutar, a pocos minutos del centro de O Barco, de un lugar silencioso, recogido y con mucho encanto. La cruz de Malta esculpida sobre la puerta principal de la iglesia de San Miguel (Siglo XII), recuerda que fue lugar administrado por la Orden de San Xoán de Jerusalén. La puerta sur y la ábside semicircular, con ventana geminada, dejan constancia del origen románica.
El Monasterio es una sobria construcción del Siglo XVIII, convertida en moderna bodega para la elaboración de vinos de godello. En sus cercanías hay una casa restaurada, con una bodega-cueva excavada en la roca. Siguiendo el río aguas arriba llegaremos a un lugar lleno de magia: un rústico puente de un arco al pie de las ruinas de un molino, entre la densa vegetación y al son de las aguas del río Mariñán.