Entre finales de siglo XII y principios de siglo XIII, el rey D. Sancho I, hijo de D. Afonso Henriques, hizo un circuito a caballo por la parte alta de la villa de Guimarães, con el fin de marcar un término, y es probable que la villa estuviera amurallada desde este Señalar.

Guimarães estaba formada por dos pueblos independientes en aquella época y la opción era, en los dos primeros siglos de nacionalidad (XI y XII), guarnecer más la ciudad alta -el núcleo del castillo- en detrimento de la ciudad baja, organizado en torno a la Colegiada da Oliveira.

En el siglo XIII, se inició la construcción del trazado definitivo de la muralla, por iniciativa del rey D. Afonso III, que fue finalizada en 1318, por el rey D. Dinis, dotando a las dos villas de Vila de Guimarães de una única estructura defensiva, concentrada en el Castillo, pero extendido a la comunidad y principales instituciones religiosas.

En los años siguientes, la doble muralla de Guimarães resistió tres asedios: en 1322, cuando el infante D. Afonso luchó contra su padre, D. Dinis; en 1369, cuando las tropas de Castilla, comandadas por Enrique II, invadieron la región de Entre-Douro-e-Minho; y en 1385, cuando D. João I, sitió a la resistente Guimarães.

Fue este monarca quien ordenó derribar la muralla interior que separaba las dos localidades, ordenando que se convirtieran en un solo pueblo. Ocho puertas, seis torres y dos torretas definían un circuito militar relativamente extenso.

En el siglo XIX, al igual que ocurrió con el Castillo y el Paço dos Duques de Bragança, las piedras de la muralla también se utilizaron como canteras para la construcción de diversos edificios públicos y privados. Este hecho provocó la destrucción de prácticamente todas las torres y puertas hasta mediados del siglo XX, cuando se llevaron a cabo nuevas destrucciones en beneficio del trazado de nuevos caminos.

Actualmente aún se conservan algunos paneles murales muy importantes. El más largo se extiende desde Largo da Condessa Mumadona y discurre por la Avenida Alberto Sampaio. El segundo muro visible se sitúa un poco más al sur y está asociado a la antigua Torre da Alfândega, que actualmente se encuentra en construcción para permitir el acceso a los visitantes.

Es imposible permanecer indiferente ante la monumentalidad de la estructura, bien conservada y que se ha mantenido prácticamente intacta desde su construcción en el siglo XIII.

Ruta Peatonal Adarve da Muralha

El Ayuntamiento de Guimarães, a partir de proyectos sugeridos por la población del municipio, construyó la Ruta Peatonal Adarve da Muralha, contra el interior del muro más largo.

El Adarve da Muralha, testimonio de muchas vigilias e incertidumbres ante los ataques enemigos, apela a nuestra imaginación.

Inaugurada en 2019, la ruta ofrece a los visitantes un punto más de atractivo turístico en el Centro Histórico, brindando una nueva perspectiva desde la cual observar diversos puntos de interés de la ciudad y zonas aledañas.

El recorrido discurre por todo el muro de la Avenida Alberto Sampaio, con una de las posibles entradas junto a la entrada al Museo Alberto Sampaio y la salida junto al Largo da Condessa Mumadona o, si lo deseas, puedes seguir el recorrido en sentido contrario. dirección.

Iniciando el recorrido al lado de la entrada del Museo de Alberto Sampaio, tras la subida por las escaleras y mirando de frente, llama la atención la Colina Sagrada con el Paço dos Duques de Bragança, tras el cual encontramos la Iglesia de São Miguel y el castillo. A lo largo del recorrido y entre las almenas, el visitante podrá contemplar, en el lado derecho, los jardines del Museo Alberto Sampaio y la Iglesia de Nossa Senhora da Oliveira y en el lado derecho, en lo alto de la montaña de Penha, el Santuario de Nuestra Señora de Oliveira. Continuando el recorrido, en el lado izquierdo tenemos el edificio del Centro Pastoral D. António Bento Martins Júnior con el Patronato de Nossa Senhora da Oliveira, que funciona como guardería, y si. Cuando hace buen tiempo podemos observar a los niños jugando en los espacios exteriores, saludando a los visitantes. Justo enfrente, del mismo lado, se encuentra el antiguo Convento de Santa Clara, hoy Ayuntamiento.