En 1998 se cierra definitivamente el Puente Mayor a la circulación rodada. Al año siguiente el Ayuntamiento coloca la primera piedra de este puente, que se inauguraría el 1 de septiembre de 2001 tras 28 meses de trabajo. Su inauguración no supuso solo un considerable alivio al tráfico de la ciudad, sino que se convirtió de inmediato en un símbolo del Ourense contemporáneo, la ciudad en movimiento que se asoma al nuevo milenio.
Obra de estética marcadamente vanguardista, su diseño lleva la firma del arquitecto Álvaro Varela, y su ejecución la del ingeniero Juan M. Calvo. Destaca por su singular forma elíptica, en especial por la curiosa pasarela peatonal que llega a elevarse 22 metros, dando lugar a extraordinarios miradores sobre el Miño y que le otorga un carácter exclusivo, acrecentado por su espectacular luminosidad nocturna.