Inaugurado el 30 de junio de 1878, en el apogeo de la arquitectura del hierro, bajo el riesgo y los cálculos de la prestigiosa Casa Eiffel, el puente metálico sobre el río Lima no sólo permitió el tráfico ferroviario, sino que también sustituyó al antiguo puente de madera que conectaba la plaza de São Bento en Viana con el margen izquierdo del río Lima (Darque).
Con quinientos sesenta y tres metros de largo y seis de ancho, se necesitaron más de 2.000.000 de kilos de hierro para levantar las cubiertas que descansan sobre nueve pilares de cantería de granito, cuya cimentación alcanza los 22 metros.