Se extiende a lo largo de 53.664 hectáreas de las sierras orientales lucenses, abarcando los municipios de Cervantes, Navia de Suarna y Becerreá. Fue declarada en 2006.
La Reserva conforma un territorio donde la biodiversidad de ecosistemas viene condicionada por sus contrastes altitudinales de hasta 1600 metros entre sus mayores elevaciones y sus encajados valles fluviales como el del Navia, el Ser o el Rao.
Ha sido la abrupta orografía del medio la que tradicionalmente ha dificultado el acceso a estas tierras y la que, junto con su baja densidad de población, ha propiciado la conservación de sus paisajes y la existencia de lugares donde el tiempo parece discurrir a su propio ritmo.
En lo que respecta a los hábitas más característicos de la Reserva, sobresalen las masas forestales de especies como castaños, robles, abedules, avellanos, serbales de cazadores, acebos y tejos. Especialmente singulares son los hayedos como el de A Pintinidoira, el encinar de Cruzul y el soto de castaños de Agüeira. La Reserva atesora también zonas de brezales secos y piornales que representan las zonas de matorral.
La preservación de los espacios naturales ha permitido que la Reserva sea un territorio con condiciones que propician la presencia de especies cinegéticas, las poblaciones de lobo y especies en grave peligro de extinción como el oso pardo, que ha sido visto de paso en algunos lugares de la Reserva. En el pasado, os Ancares eran también el refugio del urogallo, ave que por su alta vulnerabilidad se considera extinguida en la zona.
Dentro del ámbito de la Reserva de la Biosfera se incluyen otros espacios de la Red Natura gallega como la ZEC Ancares- Courel o el espacio natural Cruzul- Agüeira. Además, Os Ancares es Reserva Nacional de Caza, Zona de Protección del Oso Pardo, Paisaje Pintoresco y Zona de Especial Protección de Aves.
De la riqueza cultural del territorio se deduce la condición de Os Ancares como testigo del paso de civilizaciones enteras desde la Prehistoria. Posteriormente, el legado de la romanización nos remitirá a los elementos del patrimonio vinculados a la minería aurífera romana, como el castro de Santa María de Cervantes, y a la presencia de una importante infraestructura viaria como es la Vía Romana XIX del Itinerario Antonino. De la Edad Media se conservan también imponentes vestigios como el castillo de Doiras, escenario de leyendas que nos hablan de princesas encantadas.
Dentro de las actividades humanas destacan las relacionadas con la explotación de sus recursos agrícolas, ganaderos y forestales. Así, y a la vista de la huella que el hombre ha dejado en el espacio natural, se deduce una extraordinaria capacidad de adaptación a las rigurosidades del clima y la orografía de montaña. Así lo atestiguan elementos de arquitectura popular como los hórreos, los cortines, los sequeiros y, en especial, las pallozas, viviendas tradicionales de planta circular o elíptica cubiertas con paja de centeno y habitadas conjuntamente por pesonas y ganado hasta los años 70. Actualmente, algunas se pueden visitar tras su conversión en museo constituyendo, sin duda, el icono que mejor identifica a estas tierras.