Encaramado en la cima de la colina del mismo nombre y situado a 572 metros de altitud, el Santuario de Nuestra Señora de Sameiro es uno de los lugares de culto mariano más visitados de Portugal, ofreciendo una vista privilegiada sobre la ciudad de Braga. Cada año atrae a muchos devotos, especialmente durante las peregrinaciones del primer domingo de junio y del último tercio de agosto.

Fue fundada por Martinho Silva, sacerdote de la archidiócesis de Braga, que promovió aquí el culto mariano a partir de los años sesenta. Construido a lo largo de varias décadas, el complejo religioso incluye, entre otros elementos, el recinto para la misa, la Casa de las Impresiones, la Casa del Rector, la Capilla del Santísimo Sacramento, la iglesia principal, la cripta y la amplia escalinata monumental, en cuya cima se encuentran los monumentos al Sagrado Corazón de Jesús y a Nuestra Señora de la Concepción.

En el altar mayor se puede admirar el tabernáculo de plata y la imagen de la patrona, realizada en Roma por el escultor Eugenio Maccagnani y trasladada al lugar en 1880. A lo largo del siglo XX, el santuario se ha enriquecido con obras de arte que dan testimonio de diferentes sensibilidades estéticas y religiosas: en la cripta hay un conjunto de paneles de azulejos diseñados por Querubim Lapa; en el presbiterio se pintó un gran panel de Óscar Casares entre 2005 y 2006; y más recientemente Clara Meneres fue la responsable de las cuatro grandes esculturas de los arcángeles San Miguel, San Rafael y San Gabriel, acompañados por el Ángel Custodio de la Patria.

El 8 de diciembre de 2004, el Papa Juan Pablo II concedió al santuario la Rosa de Oro, distinción que otorgan los pontífices a personalidades, santuarios, iglesias o ciudades en reconocimiento de relevantes servicios prestados a la Iglesia o en bien de la sociedad.