Es una de las obras arquitectónicas más emblemáticas de la ciudad. El actual edificio es consecuencia de la reconstrucción del antiguo teatro Rosalía de Castro, incendiado en 1910 cuando se celebraba un baile de carnaval.
Para evitar que se perdiese el teatro, la familia del filántropo José García Barbón encarga las obras del nuevo edificio al arquitecto Antonio Palacios, que diseña un edificio monumental en el que se integran diversas funciones como cinematógrafo, casino y teatro.
En la planta baja, estaría situado el vestíbulo principal, la escalera de honra y la sala del teatro de planta circular. En la parte inferior del edificio, aprovechando el desnivel del solar, se disponía la sala de cinematógrafo y un espacio destinado a restaurante. Hoy en día parte de esta distribución interior ha cambiado y actualmente el edificio cuenta con un teatro-sala de conciertos -con capacidad para 994 personas-, un auditorio con 475 plazas, salas para celebrar seminarios, biblioteca…
En cuanto a arquitectura, cabe destacar la fachada principal en la que se pueden observar influencias de la Ópera de Paris de Charles Garnier y del teatro Arriaga de Bilbao, recogidas en el tratamiento curvo de la fachada o en su separación en tres tramos mediante grandes machones. En las fachadas laterales se observa ya un mayor rigor formal y una mayor restricción ornamental, destacando la gran superficie acristalada de las dos laterales.
Todo el edificio fue restaurado por el arquitecto Desiderio Pernas entre 1982 y 1984, tras ser adquirido por la entidad financiera Caixanova para convertirlo en un centro cultural. Se cubrió con una cubierta de cobre para acoger la biblioteca; se colocaron las esculturas de los caballos de bronce de Juan Oliveira, en los machones de la fachada principal, y el resto de las figuras de piedra de Manuel Buciños alegóricas a la pintura, al teatro, a la escultura, a la literatura, al cine y a la música. Fue inaugurado el 22 de marzo de 1984.