Pisado y habitado por innumerables personajes arzobispales, el Palacio Arzobispal de Braga es uno de los monumentos más emblemáticos de la ciudad y, al mismo tiempo, uno de los más estrechamente ligados a la historia de la ciudad, desde la Edad Media hasta los tiempos modernos. Hubo cuatro grandes fases en la construcción del monumento, que aún hoy son claramente visibles, siendo la principal y de mayor impacto la gótica.