Catarina Mouta nos invita a explorar los hilos invisibles que conectan la casa donde estuvo el astillero cultural Velha-a-Branca con el barrio de Araújo Carandá y el Museo de Biscainhos.
Una vieja claraboya, ya sin cristales, en el patio trasero de la casa, fue utilizada una y otra vez como tienda de campaña y nave para los hijos de la familia. Y es en esta claraboya donde comienzan sus viajes.
Este es el primer momento de Puerta a los Recuerdos, parte del Programa de Mediación de Braga 25, que este año invita a guías inesperados a proponer itinerarios que revelen diferentes perspectivas, recuerdos y experiencias de su ciudad.